Iglesia de San Tirso
Alfonso II el Casto la fundó en el siglo IX a escasos metros de la Catedral, en la plaza que ahora lleva su nombre. De la época prerrománica tan sólo se conserva el testero de la capilla de la cabecera, por lo que la morfología de la iglesia es discutida, debido a que las crónicas tampoco aportan detalles consistentes.
Destaca un alfiz en un ventanal que ha despistado a historiadores y arqueólogos, y es que esta decoración de origen musulmana no suele darse en construcciones de época tan temprana, llegando a la conclusión de que es fruto de una reforma que se realizó en el año 900.
Ha sufrido varias reconstrucciones y restauraciones, la última de ellas en el siglo XX. Es en el año 1931 cuando se cataloga a la iglesia como Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento.